viernes, 9 de octubre de 2009

Las propiedades del agua barcelonista

Buenas tardes,

Es verdad que aún todavía estoy intentando asimilar una información que he leído sobre las declaraciones del presidente del FC Barcelona (1) en las que llama imbécil al presidente de la Junta de Extremadura por haber manifestado abiertamente su oposición al cariz nacionalista que desde el palco del Camp Nou y en aquellos foros públicos a los que es invitado (como presidente del Barça) parece que está proyectando el Sr. Laporta.

Resulta palpable y no es ninguna novedad las opiniones y veleidades en torno al sentimiento catalanista que expresa el president del "mes que un club", pero es curiosa la proporción de rechazo que genera cuando usa la imagen del club para lanzar sus veleidades políticas.



Realmente, creo que no nos deberíamos llevar las manos a la cabeza cuando vemos la colaboración tan estrecha que existe entre fútbol y política (cuando negocios-concesiones pueden haber salido de una Tribuna o un antepalco), pero si es cuando menos matizable el uso de la imagen que en un club de un juego tan mediático como el fútbol se convierte en marca exportable y exportada a todos los rincones del globo.

No, no digo yo que alguien que viva en Shangai no sienta el fervor catalanista que quiere reivindicar al Barça de la época franquista como garante de la libertad y la singularidad del "seny"; ni que tan siquiera la aversión que esto le provoque a un militante de Falange Española (en cualquiera de sus variantes) que resida en Sitges.

Pero precisamente el nexo de unión más que probable de estas dos concepciones del espacio político se diluyan cuando sobre un terreno de juego hay un equipo que representa la pasión, el sentimiento y el espectáculo con los colores que por contra "siempre" representa un presidente del Barcelona en todos los actos a los que acuda, ya sea a título de Joan o como Laporta.

Y precisamente, esto mismo es lo que reivindica un barcelonista de Extremadura, a la sazón presidente de la comunidad autónoma y que no entiende, ni quiere, por que se le maltrata intentando conjugar las valoraciones políticas con las que emanan de un campo de fútbol.

Señor Laporta, me parece muy bien que se posicione políticamente, esta en su perfecto derecho como ciudadano, pero no olvide que el agua, para que sea agua (y le guste a los que siempre la bebieron así, siendo parte de su vivir diario) deber ser incolora, insípida y sobretodo inolora.



1.- http://www.marca.com/2009/10/09/futbol/equipos/barcelona/1255076338.html

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